27 de noviembre de 2017

Arroz con Tomate & Pimientos Fritos

            

Hay platos sencillos y caseros que no se publican, van quedando en la rampa de salida una y otra vez. Craso error.
Como los vemos tan del día a día, los bajamos de puesto, porque total, esto lo hace cualquiera y no son nada especial. Y ahí está lo interesante y en lo que cada día pienso más, lo mejor de las recetas de nuestros blogs es que puedan hacerlas desde un principiante entre fogones que decide comer ese día rico en vez de tanta comida prefabricada, hasta la cocinera más avezada que apuesta por un plato sabroso en su mesa sin más artilugios ni ingredientes rebuscados.

Este arroz se lo vi a mi querida Elisa {Que no te falte un perejil}. Y recordé tanto al de mi casa, que lo preparé a los pocos días. Como de esto hace más de dos años, te puedes hacer idea de la cantidad de veces que lo he repetido desde entonces. El otro día que volví a cocinarlo, lo fotografié como se merece y por fin sale al escenario.

A Elisa se lo guisaba su abuela Ángela, y a nosotros mi tía Isa y aunque con leves diferencias, es el mismo plato. Sabe a casa, a niñez y a darse un codazo con tu hermano para ver si podías repetir plato;  estaba tan rico que pronto veías el fondo de la fuente de servir. Al principio, mi tía lo cocinaba como aprovechamiento.


          
              


Verás, en casa era costumbre comer paella todos los Domingos. Pero como además había algún entrante, pollo de segundo, y pasteles para la sobremesa, la paella en ocasiones no se terminaba.
Así que mi tía Isa, al día siguiente, siguiendo la tónica de muchas casas {aquí no se tira nada} quitaba todos los tropezones (mejillones, gambas, almejas y calamares) hacía el sofrito y lo hervía; seguidamente venía al salón donde estábamos los niños viendo la tele recién llegados del colegio y decía aquello de: - "Venga, a lavarse las manos que vamos a comer".

Hasta que no estábamos sentados a la mesa, no añadía el arroz al caldo para que no se pasara. Era cuestión de dos minutos hirviendo y ya lo teníamos humeando en nuestro plato.
Si algún Domingo no sobraba paella, daba igual, porque se hacía tal y como lo traigo hoy cualquier otro día de la semana, y ese Lunes comíamos lentejas. Y de segundo, no fallaba el pescado, casi siempre sardinas rellenas o acedías.

El especialista en hacer esta receta familiar viejuna es mi hermano, le sale para derretirte de gusto y chuparte los diez dedos. Él lo cocina todo a fuego muy bajo, con la cebolla casi caramelizada y tarda mucho en que se haga, pero dice que ese es el truco para que quede rico. Lo creo a pies juntillas, el fuego lento hace milagros en los sabores sencillos.

Elisa dice que no es la mejor receta del mundo, no sé si tiene razón, porque cuando tengo un plato de este arroz por delante, no pienso lo mismo. Animate, merece la pena.



{cuatro humanos moderados}


1 Lata de Tomate natural triturado
Agua: tomaremos la medida de la lata de tomate
300 grs de Arroz
1 Cebolla
2 Dientes de ajo
1 Pimiento rojo (le puse verde porque no tenía)
3 Pimientos verdes de freír ( utilicé 6 pimientos tipo Padrón)
1 cucharadita de Orégano
1 cucharadita de Azúcar (yo de abedul)
Sal marina al gusto
50 grs de Aceite de oliva virgen extra





 - Pica la cebolla, el pimiento rojo (yo verde en esta ocasión) y los ajos en láminas.
 - Pon el aceite a calentar en un caldero y sofríe, moviendo para que no se queme.

 - Añade el tomate triturado, el agua y la sal.

 - Agrega también el orégano, el azúcar (la mía de abedul) y espera hasta que hierva, para incorporar el arroz.

 - Remueve de vez en cuando con cuchara de madera para que no se pegue  al fondo.
 - Baja el fuego a medio bajo. Del 1 al 9, lo hago al 3.
 - Si ves que necesita más agua, añádela caliente. Necesité incorporar media lata más.
 - Yo lo hiervo quince minutos y lo dejo cinco de reposo fuera del fuego.
 - Mientras, puedes ir friendo los pimientos. Como los míos era tipo Padrón, los dejé enteros. Si utilizas pimientos tipo italiano, los partes en tiras.



Sirve el plato con los pimientos por encima
. . . y disfruta.




Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Hasta entonces, espero que seas feliz.