3 de abril de 2013

Merluza rebozada.


Hoy toca receta salada, y aunque sencilla, requiere de unos pasos para no arruinarla.
Quien empieza a cocinar,  necesita ver recetas fáciles que pueda hacer, y que no sea el típico filete a la plancha que ya tiene dominado. Así que hoy propongo este plato que además de simple, para mí es un manjar.

Bien es cierto que huimos de los fritos en buena medida, y más con la operación bikini que tenemos a la vuelta. Pero de vez en cuando, utilizando  una materia prima de calidad, y con un buen acompañamiento nadie puede decir que sea una mala opción. El aceite es clave en estos preparados, el mejor por supuesto, el de oliva, y que esté limpio, por salud, y por sabor para nuestras preparaciones.

Suelo pedir en la pescadería que me saquen los lomos enteros en vez de partirla en rodajas, me gusta mucho más, y encima evitamos encontrarnos las temidas espinas, que si bien es verdad tampoco me importa mucho, pero ya sabemos que suele ser el motivo de que muchos de nuestros comensales rechacen el pescado.

En casa de mi madre, se tenía la costumbre de sumergir la merluza en leche, y dejarla toda la noche, evidentemente este paso lo podemos obviar, pero a mí me encanta hacerla así, si tengo tiempo. Y de esta forma la he preparado para la ocasión.



  Queda jugosa, suave y crujiente gracias al rebozado, yo de vosotros, no me la perdería.


Necesitaremos: (para 4 personas)


  • 1 lomo de merluza fresca o trozos de lomo congelados, con tres por comensal es suficiente.
  • Leche.
  • 2  huevos bien batidos.
  • Harina de trigo.
  • Sal.
  • Abundante aceite, de 0.4 de oliva para freír.
Cómo lo haremos:


  •  Cortamos el lomo en trozos pequeños, pues al rebozarlos ganan volumen y quedarían demasiado grandes.
  • Los dejamos toda la noche en una bandeja cubierta con leche, en la parte baja de la nevera.
  • Al día siguiente, ponemos los trozos de merluza un buen rato, en un colador, así irá dejando el exceso de líquido.
  • Dentro de una bolsa de plástico, utilizo las de congelar,  ponemos la  harina.
  • Sazonamos.
  • Introducimos los trozos en la bolsa con la harina, de esta forma enharinaremos el pescado sin ensuciar nada.
  • Batimos muy bien los huevos.
  • Sacudimos bien los trozos para que no tengan exceso de harina.
  • Los vamos pasando por el huevo, que queden bien cubiertos por los dos lados.
  • Ponemos una sartén con abundante aceite a calentar, fuego medio, que no llegue a humear. Si no tenemos esto en cuenta, la capa del rebozado se tostaría demasiado y el interior se quedaría crudo.
  • Freiremos pocas piezas a la vez, para que el aceite no pierda temperatura, e iremos quitando restos del huevo, cada vez que saquemos una tanda del pescado frito.
  • La vamos dejando sobre papel de cocina para quitar el exceso de aceite.
  • Una vez terminada de freír, lo mejor es comerla bien caliente. Aunque si sobra, en casa no se deja de dar paseos tontos a la cocina hasta, que se termina sin que nadie haya sido.
Acompañada de una ensalada, un puré de papas, unos pimientos del piquillo o un arroz, se queda un plato muy completo.
Me gusta ponerle unas gotas de limón por encima a cada trozo, pero eso ya cada uno en su plato.
En casa más de uno la acompaña con mayonesa casera, otra opción a contemplar.


                   Espero que os animéis y que os guste tanto como a nosotros.